- La empresa está formada por personas. Jamás
podremos conocer una Empresa si antes no comprendemos a sus personas.
- La empresa sólo será excelente si lo son sus personas.
Siempre se buscará la solución que más ayude
a hacerse excelentes a las personas.
- Desde que una empresa nos escucha, ya está en el camino
de la excelencia. Mostremos el máximo respeto por sus logros,
trayectoria y situación actual, y analicemos con mente abierta
su futuro.
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- Nadie sabe más de su negocio que nuestro cliente.
Escuchémosle con humildad y, sobre su información, apliquemos
nuestros conocimientos con autoridad.
- El cliente no siempre tiene razón. Escuchémosle
con atención y seamos libres de expresar con educación
y autoridad nuestros puntos de vista, aunque estén en contradicción
con sus datos u opiniones.
- El cliente es nuestro socio de excelencia, no nuestro amo.
Por tanto no somos sus servidores ni estamos obligados a obedecerle
más allá de nuestra ética. Siempre recomendaremos
lo que en nuestro conocimiento y conciencia corresponda, no dejándonos
influir por sus puntos de vista.
- Ningún Plan de éxito se basa sólo en opiniones.
Escuchemos las opiniones de todos, pero basemos nuestras conclusiones
en hechos. De los hechos surgirá el cuerpo de nuestra obra.
De las opiniones, los matices.
- Ninguna empresa es igual a otra. Al acometer un nuevo proyecto,
y durante la etapa de información e investigación, olvidemos
toda nuestra experiencia, de forma que podamos escuchar y evaluar
libres de prejuicios.
- La medicina cura, pero el exceso de empatía puede matar.
Al diseñar nuestras soluciones será necesario olvidar
a veces nuestros sentimientos.
- Nuestro cliente quiere resultados. Por ello, desde el principio,
tendremos claro lo que el Cliente espera y esto es lo que le daremos.
- La labor de equipo protege del fracaso. No estamos solos.
Pidamos y aceptemos la ayuda. El éxito es de todos o no es
éxito.